4/04/2009

PSICOLOGIA TRANSPERSONAL

Definiciones y Contextualizaciones sobre la Psicología Transpersonal
La Psicología Transpersonal surgió para abordar cuestiones que la Psicología mayoritaria había
marginado debido a una serie de creencias falsas que funcionan como limitaciones para la
comprensión de la naturaleza humana. La primera de estas falsas creencias es que el desarrollo
psicológico cesa al acceder a la madurez, creencia que comienza a ser desmentida desde las
propias instancias de la psicología evolutiva oficial. La segunda es que la salud psicológica puede
ser deducida del estudio de la patología. La tercera, que todos los estados no ordinarios de
conciencia y las experiencias místicas o transpersonales son insignificantes o patológicas.
Acompañando a estas creencias falsas, la psicología tradicional ha evolucionado en base a los
métodos aceptados por la comunidad científica y, como dijo Maslow, cuando la única herramienta
es un martillo, todo empieza a parecerse a un clavo.
El cientificismo y su soporte filosófico, el positivismo lógico, que se pretenden la única forma válida
de producción de conocimiento, han sido un lastre importante para la evolución del saber antroposocial,
empujándole hacia una concepción mecanicista propia de una anticuada visión de las
ciencias naturales. Paradójicamente, en el mismo momento que la conciencia era eliminada de la
psicología en nombre de la física, ya que según la visión cientificista la conciencia seria solo un
epifenómeno de la actividad cerebral, (según Moleschot el cerebro segrega ideas como el hígado
segrega bilis) la propia física volvía a necesitar de la conciencia para formular las leyes de la
mecánica cuántica, que posee una lógica interna diferente de la física newtoniana, y que son las
mismas paradojas que surgen al querer explicar la experiencia transpersonal.
Por ejemplo, las partículas subatómicas guardan entre si una relación contradictoria que permite
afirmar que cada partícula es al mismo tiempo todas las demás partículas. O sea, que ni siquiera
existe comunicación entre ellas, pues su relación no parece ser de naturaleza causal. Simultáneamente,
muchas de las personas que han alcanzado o experimentado transitoriamente este nivel o
estado de conciencia transpersonal, refieren una relación paradojal entre el todo y las partes. No
solamente las partes se encuentran en el todo, algo que es evidente, sino queel todo se encuentra
en las partes. Esto pone de manifiesto la coincidencia de un estado de conciencia con hallazgos de
la física moderna como la imagen holográfica, que David Bohm ha utilizado como base para su
teoría holográfica del universo, y el neurobiólogo Karl Pribram ha utilizado para su explicación del
funcionamiento cerebral, etc..
La Psicología transpersonal es entonces el estudio psicológico del desarrollo humano más allá del
ego (Vaughan en Grof, 1993) como también de las vivencias transpersonales, que son
"experiencias que implican una expansión de la consciencia más allá de las fronteras habituales
del ego, del tiempo y del espacio" (Grof en Rowan, 1996) durante las cuales "se puede
vivenciar como ilusoria nuestra identidad separada y aislada mientras que se vivencia como
real la unidad subyacente de toda la existencia" (Vaughan en Walsh y Vaughan, 1994).
La expresión "expansión de la consciencia" normalmente implica un segundo significado adicional
que se refiere a una paralela "expansión de la identidad", y en este sentido se trasciende no
solamente al ego sino también nuestra identificación con él.
Además se ha encontrado que las vivencias transpersonales ejercen una influencia positiva sobre
las personas que se plasma tanto en cambios perdurables a nivel fisiológico como a nivel
psicológico y conductual (Grof, 1993, 1994, y Walsh y Vaughan, 1994).
Uno de los fines principales de la psicología transpersonal es la delimitación de las fronteras y las
variedades de la experiencia humana consciente (Rowan, 1996) y también que apunta hacia una
integración general de las vivencias trascendentales en nuestra comprensión de los procesos
psíquicos. Esta última consideración implica la introducción y asimilación de las enseñanzas de los
sistemas psicológicos más antiguos y más ampliamente desarrollados, contenidos en las tradiciones
espirituales de la humanidad, a la psicología, fomentando así una armoniosa síntesis de
nuestros conocimientos científicos modernos con la sabiduría contemplativa y mística (Grof, 1993).
En este sentido puede decirse que la "perspectiva transpersonal considera oriental y occidental son complementarios" (Vaughan en Grof, 1993). que los enfoques
En principio, la Psicología Transpersonal comenzó estudiando las características, efectos y significado
de estos estados no ordinarios de conciencia , así como los medios de llegar a estas
experiencias cumbre, místicas, estéticas, trance, iluminación, etc.
Diversos autores han conferido a las experiencias transpersonales las siguientes características:
Carácter inefable: la experiencia que no se puede describir con el lenguaje usual.
Trascendencia del espacio y del tiempo: cuando se está en otra dimensión, el tiempo ya no
existe y el espacio tridimensional desaparece.
Sentimiento de lo sagrado: vivencia de que el universo es un lugar sagrado y que aquí y ahora
se está produciendo algo grande y digno de sumo respeto.
No Dualidad: desaparición de la percepción dualista yo-mundo o sujeto-objeto.
Cambio del sistema de valores y del comportamiento: cambio que tiende a los valores B de
Maslow (belleza, bondad, verdad), progresivo desapego de los bienes materiales, visión de una luz
y en ocasiones desarrollo de habilidades parapsicológicas.
Certeza de realidad: le confieren una certidumbre absoluta de que lo vivido es real, inclusive
mucho más real que lo vivido de ordinario en la cotidianidad.
Desaparición del miedo a la muerte: se percibe la vida como eterna, aún cuando la existencia
física es transitoria
La psicología transpersonal trasciende los límites de una lógica del individuo y en lugar de
considerarlo el centro de la cuestión, lo sume en una trama sistémico-ecológica de la realidad en
la cual constituye un elemento más, superando así la vigente epistemología del enfoque newtoniano
que sitúa al hombre en el centro del universo, cuando en verdad no es sino un elemento más
dentro del contexto.
La psicología transpersonal apunta, por ende, a la expansión del campo de la investigación
psicológica, para incluir dimensiones de la experiencia y el comportamiento humano que se asocian
con la salud y el bienestar, llevados a estadíos nunca antes considerados por la epistemología
positivista
Para conseguirlo, se nutre tanto de la ciencia occidental, fundamentalmente de aportes de la física
cuántica, de la astrofísica biotrópica y la relatividad einsteniana, como de la sabiduría oriental. De
esa manera, integra los conocimientos que aportan ambas tradiciones para conocer las potencialidades
del hombre.
La psicología transpersonal parte además de la base de que todos los enfoques y escuelas
psicológicas son complementarias entre sí y válidas por lo tanto en la parcela que cada una trabaja,
pero parciales respecto de una totalidad que no puede ser enteramente abarcada por ningún
enfoque único.
Asimismo su objetivo terapéutico básico no son los conflictos particulares (aunque los reconoce,
los trabaja y los integra) si no las soluciones generales, y su modelo referencial no son las personas
afectadas por síntomas neuróticos ni las llama- das "normales" sino los Héroes, los Budas , los
Cristos, los Gandhis, etc.
El campo de trabajo y estudio específicos de la psicología transpersonal es el espacio que se abre
entre un ego que ensueña incesantemente (inventando esperanzas para poder vivir mientras sufre
y se lamenta porque el mundo "no es como debería ser") y el Ser Luminoso, modelo de Sabiduría
y Compasión que convive con ese ego y busca florecer por todo y a pesar de todo.
Sobre la psicoterapia transpersonal.
El terapeuta intenta ayudar al individuo a ascender a niveles superiores de salud psicológica, a
desarrollar su capacidad de asumir la responsabilidad sobre sí mismo y sobre sus relaciones y
experiencias, a capacitarlo para que satisfaga de manera adecuada sus múltiples necesidades
físicas, emocionales, mentales y espirituales de acuerdo con sus preferencias y predisposiciones
personales y a contactarse con su propia dimensión trascendental a través de práctica de la vía
transpersonal. Para ello, el proceso no se ocupa tanto de la solución de los problemas particulares
per se, sino de la creación de condiciones en que se posibilite, según sea adecuado, la solución o
la trascendencia de los problemas (Vaughan en Walsh y Vaughan, 1994). El terapeuta no cura la
dolencia particular de la persona, sino que la capacita para que aprenda a contactar sus propios
recursos interiores y deje actuar sin miedo el proceso natural de curación, que es también un
proceso de crecimiento. Lo dicho lleva a los psicoterapeutas transpersonales a considerar que las
crisis significan cambio y que todos los clientes tienen capacidad de autocuración, la cual se ve
estimulada por el desarrollo de la conciencia transpersonal.
Por lo demás, la situación terapéutica es concebida de manera que ambos participantes trabajen
sobre sí mismos, cada uno de la manera más adecuada para su propio desarrollo. La consciencia
es entendida aquí como el instrumento y el objeto del cambio a la vez.
Para alcanzar sus propósitos, la psicoterapia transpersonal hace uso de todas las técnicas que se
encuentran a su disposición, ya que integra todas las teorías que se han estructurado para lograr
una comprensión más plena de la psique. La elección de las técnicas se adapta por completo a las
necesidades del cliente y a su estado de consciencia, ya que determinadas herramientas se
muestran más eficaces con determinados niveles de desarrollo de la consciencia (Wilber, 1994).
Para que ello sea posible, el terapeuta debería tener conocimientos teóricos y prácticos extensos
sobre diferentes técnicas psicoterapéuticas, y de esa manera contar con la posibilidad de hacer uso
de varias de ellas cuando resulte necesario.
Frances Vaughan, con fines de reflexión y aclaración teórica, ha hecho una útil distinción entre el
contexto y el contenido de la psicoterapia. El contexto queda siempre plenamente determinado por
los valores, las creencias y las intenciones del terapeuta. Un contexto transpersonal se crea según
ella cuando se trabaja con creencias abiertas en lo que se refiere al proceso terapéutico. Una de
tales creencias sería por ejemplo la idea de que todo tipo de valores y pensamientos, con
independencia de si son expresados abiertamente o no, afectan all proceso psicoterapéutico.
"Idealmente -dice-, una orientación psicoterapéutica transpersonal sirve de base a una integración
equilibrada de los aspectos físicos, emocionales, mentales y espirituales del bienestar" (Vaughan
en Walsh y Vaughan, 1994), y en este sentido se parte del supuesto de que en tal contexto la
sabiduría interior del organismo se sentirá libre para emerger como fuerza integradora y curativa..
Los contenidos, a diferencia del contexto, los determina y proporciona el cliente, y el contenido
nunca sera exclusivamente de naturaleza transpersonal puesto que de forma invariable reflejara
todas las experiencias vitales del cliente.
La actitud del terapeuta transpersonal debe ser en primer lugar de un compromiso profundo con su
propio crecimiento personal y espiritual. Esto es de gran importancia debido a que "el estado de
consciencia del terapeuta tiene un efecto profundo y de largo alcance sobre la relación terapéutica"
(Vaughan en Walsh y Vaughan, 1994) y por lo tanto en el cliente mismo. En este sentido es
necesario que la perspectiva transpersonal se manifieste en el terapeuta "no como una postura
ideológica ocasional, sino como un reflejo de su modo de vida" (Celis, 1996). El terapeuta debe
intentar llevar su desarrollo transpersonal en la relación terapéutica misma a dimensiones óptimas
para atender con plena consciencia a su cliente. El crecimiento de uno de los participantes en la
relación facilita enormemente el del otro. El psicoterapeuta debe estar dispuesto a encarar todo
obstáculo que surja con respecto a la percepción de sí mismo con el fin de establecer condiciones
favorables para su cliente.
El resultado exitoso de la psicoterapia transpersonal se caracteriza en términos generales por un
sentimiento ampliado de la identidad que con frecuencia se asocia a cambios motivacionales. Las
motivaciones dejan de estar dominadas predominantemente por los intereses propios y pasan a
conformarse en torno a intereses que trascienden a un individuo o a un ego en oposición a los otros
seres humanos y separado de ellos. Es probable que la persona manifieste una creciente aceptación
de cualquier experiencia humana y así reduzca la necesidad de utilizar sus mecanismos
defensivos. La apertura a lo transpersonal siempre se acompaña de un sentimiento de libertad
personal y una renovada sensación de ser responsables y de estar dirigidos desde nuestro “yo”
mas real. Por eso dejamos de sentir que somos manejados por fuerzas “exteriores” ajenas a
nosotros mismos. "Una vez que una persona ha despertado a las dimensiones transpersonales de
la experiencia, la vida misma se ve desde una perspectiva diferente" (Vaughan en Walsh y
Vaughan, 1994).
Resumiendo, podemos decir que una terapia verdaderamente transpersonal (que sera solo posible
si el terapeuta es un verdadero practicante de la vía transpersonal) implicara una expansión de la
conciencia del cliente, quien vera y sentirá cada vez mas claramente, que tanto sus sufrimientos y
conflictos “actuales” como su insatisfacción general provocada por su imperfección y sentimientos
de incompletud son nimiedades comparadas con las infinitas posibilidades que ya comienza a
vislumbrar y a experimentar.
De este modo, al disminuir la identificación con su melodrama interno y crecer su sabiduria, el
cliente experimenta una serenidad desconocida por él hasta entonces y una “abundancia” de
motivación positiva que en virtud de precisas leyes evolutivas se transforma inexorablemente en
simpatía-empatía hacia todos los seres sintientes (compasión), y del mismo modo que la conciencia
de vigilia “normal” se ve acompañada inevitablemente de pensamiento compulsivo alrededor de
temas relacionados con la inseguridad, los deseos, la preocupación, los miedos, etc., el desplazamiento
de los intereses personales del cliente desde su ego hacia valores superiores como la
bondad, la belleza, la creatividad, etc. marca el comienzo de una serie de cambios revolucionarios
que constituyen el amanecer del siguiente peldaño de la evolución de la vida, la Supraconciencia.

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