12/29/2008

AYAHUASCA Y PSICOTERAPIA

METÁFORAS CONSCIENCIA
AYAHUASCA Y PSICOTERAPIA
Josep Mª Fericgla
Conferencia pronunciada por Josep Mª Fericgla en las III Congreso Internacional Mundos de
la Consciencia, organizado por el Colegio Europeo para el Estudio de la Consciencia, en
Basilea, Suiza, los días 11 a 14 de noviembre de 1999
Mi aportación está dividida en dos mitades claras. En primer lugar les expondré un resumen
de la teoría que sustenta el uso de la ayahuasca en psicoterapia y luego hablaré de la
práctica.
No voy a extenderme para explicar que el siglo que acabará dentro de pocas semanas ha sido
el más importante para el estudio de la mente humana, y que el próximo siglo será,
probablemente, aun más importante. Estamos entrando en lo que podríamos llamar la Cultura
de la Ancianidad y de la Consciencia, ya que estos dos ámbitos humanos son los que más
van a marcar Occidente durante el próximo siglo. Aunque, por desgracia, probablemente se
seguirá manteniendo todavía una mayor atención a las guerras.
Dentro de este marco de interés, los recursos que nos permiten modificar a voluntad el estado
de la consciencia son herramientas perfectas para el estudio de la mente y para vivir. De aquí
que, a pesar de las absurdas prohibiciones que pesan sobre algunas substancias, las
farmacias, por su lado, se están llenando de nuevos productos psicoactivos para modificar los
estados de ánimo, borrar el dolor emocional, estimular la actividad mental y física, y un largo
etcétera que sería difícil de enumerar y más aun de justificar al lado de los psicótropos
prohibidos.
Tampoco es necesario decir que nuestros ancestros han usado de tal tecnología enteógena
desde la más remota antigüedad y que los animales, como estamos descubriendo con
asombro, también consumen una gran variedad de substancias naturales visionarias. Tal vez,
la gran excepción a este consumo dentro del reino animal lo constituyen algunos seres
humanos que se oponen a ello.
Así pues, uno de los principales temas de investigación actual es el de la esencia de nuestra
mente. ¿Qué ocurre ahí dentro? ¿A que se dedica nuestro cerebro, ese extraño ser que vive
más allá del mundo externo y de las percepciones físicas, generando su propio mundo como
producto secundario del conocimiento particular? ¿Qué sucede con 1a mente que transmite
sus contenidos por medio del arte, el pensamiento científico y religioso, y con ello demuestra
que ya había creado estos materiales dentro de ella misma antes de externalizarlos?
Desde Kant se da por aceptada la inmanencia de la consciencia respecto de nuestra mente.
Todo lo que cae dentro de nuestro campo de experiencias posibles es lo que conforma
nuestro mundo y nada más que ello. También desde Bateson hasta el actual constructivismo
se acepta que los hechos construyen nuestra mente, pero que a la vez somos los seres
humanos quienes, con nuestros acuerdos, construimos literalmente el mundo que conocemos.
Es un proceso dinámico.
En una ocasión pregunté a un buen amigo, famoso especialista en el estudio de la
inteligencia, qué era la inteligencia, y él me respondió: "la inteligencia es lo que miden los tests
de inteligencia". Bien, pues esto es construir el mundo.
El hecho de la inmanencia y la plasticidad de nuestra consciencia nos permite y nos fuerza a
la vez a construir el mundo que conocemos --y lo podemos conocer justo porque lo
construimos. Ello se observa en la investigación de cada una de las dimensiones de nuestra
mente. Lo indica el funcionamiento digital y plástico de las sinapsis, solo condicionado por
estímulos exteriores; la capacidad abierta de aprender a aprender; el propio contenido mental
y su forma de elaborar lo general pero siempre desde los datos particulares, etcétera.
En este sentido, el uso de ciertos enteógenos permite despertar la experiencia de lo que
denomino consciencia dialógica, una tipo de consciencia que es capaz de conversar consigo
misma, de observarse. Desde el momento en que alguien ha experimentado en sí mismo la
consciencia dialógica y ha sido capaz de darle forma --paso éste muy importante--, pasa a ser
parte de su vida, a agrandar el mundo en que habita. Y lo hace de una forma total, no solo
parcial.
La consciencia está integrada en un sistema único. No hay una consciencia repartida.
Diversos trabajos experimentales permiten afirmar que no puede ser dividida en partes. Es
decir, en cada instante solo somos conscientes de una sola cosa, aunque la atención puede
variar muy rápidamente de objeto y dar la impresión que atendemos a dos o más cosas a la
vez. Se ha calculado que el tiempo que separa el hacer una cosa o poner la atención en ella,
y hacer otra cosa --por ejemplo, conducir y hablar--, es de 50 milisegundos. También se han
realizado experimentos recientes de rivalidad binocular que lo confirman, por ejemplo
poniendo líneas verticales que llenan el campo visual de un ojo y líneas horizontales que
ocupan el campo visual del otro. Así se ha verificado que la mente pasa de un ojo a otro muy
rápidamente pero no puede mezclar lo que captan ambos ojos si se trata de objetos distintos.
La unidad de la consciencia no puede ser evitada. Lo máximo que podemos hacer es
entrenarnos a tener una consciencia difusa, y de hecho todos la tenemos varias veces al día.
Por ejemplo, cuando esperamos el autobús y nos quedamos momentáneamente con la mente
en blanco, como ensimismados. En este corto rato vivimos la experiencia de consciencia
difusa. De ahí que, lo que realmente sucede es que pasamos por miles de estados de
consciencia distintos a lo largo de un solo día pero solo nos fijamos en algunos que la propia
cultura nos ha entrenado para reconocer como útiles o adecuados.
Lo que sucede con la consciencia es que cada cultura y cada sociedad escoge ciertas formas
de funcionar y de interrelacionar la multitud de informaciones que corren por el sistema
nervioso central para determinar cual es la forma normal de procesar y de decodificar la
información. Así es como creamos nuestro mundo.
Para poner otro ejemplo, en nuestras sociedades actuales se excluye sistemáticamente la
percepción intuitiva de la realidad. Nadie afirma: "esto es así porque lo he intuido". Pero en
diversas sociedades amazónicas, donde he estado estos últimos años haciendo mis trabajos
de campo, la intuición es de capital importancia para la toma de decisiones en la vida
cotidiana y ello implica un cierto entrenamiento específico de la consciencia. Para ellos, se
trata de un estado mental normal, en tanto que para nosotros sería anormal. Aquellas
personas amazónicas incluso distinguen entre diversos tipos de intuición, les dan nombres
distintos y los usan para ordenar su vida. Entre ellos es posible afirmar: "esto es así porque lo
he intuido" y a continuación actuar en consecuencia con todo el apoyo social.
En este mismo sentido, también se ha comprobado que existen diferencias individuales muy
importantes en los estados de consciencia y en la percepción del mundo.
Saltando algunos pasos intermedios de mi recorrido, propongo que para medir el grado y tipo
de consciencia de una persona se podría analizar el nivel de diferenciación interna que se da
en el sistema "mente" en un determinado momento. Es decir, si la entropía se refiere al
número de estados posibles de un sistema, la mayor o menor consciencia depende del nivel
de complejidad de la comunicación interna que se da en la mente. Del mayor o menor
intercambio de información entre clusters o paquetes nerviosos del sistema nervioso central
En este sentido, por ejemplo, cuando estamos en la fase de sueño REM, se ha verificado que
hay mucha actividad neuronal, que hay un patrón complejo de actividad mental, y ello genera
un tipo de consciencia densa que se manifiesta en la producción onírica. En sentido contrario,
durante el sueño profundo, no REM, las células del cerebro parecen funcionar todas al
unísono. No hay diferenciación celular ni intercambio de información entre partes del cerebro y
la consciencia desaparece. En tal estado mental no producimos sueños, ni alteraciones de la
presión sanguínea, ni movimientos musculares. Todas las sinapsis del cerebro se abren y
cierran a la vez, bastante similar a lo que sucede durante los ataques de epilepsia.
Saltando todavía más pasos intermedios, esto nos conduce a otra cuestión. Para que exista
un patrón complejo de funcionamiento en nuestra mente y un buen nivel de autoconsciencia,
en el cerebro debe existir un elevado nivel de integración o de interconexión neuronal. Como
acabo de exponer, se ha verificado que la consciencia aumenta cuando el cerebro está
internamente muy diferenciado en sus funciones y a la vez está interconectado. Entonces es
también cuando hay más estabilidad en el sistema. Si un sistema está muy relacionado con el
mundo exterior, muy abierto, tiene poca interrelación interna y ello conlleva que sufra una
mayor inestabilidad.
De ahí que la piedra angular de nuestra consciencia es la gran capacidad de discriminar entre
miles de estados de consciencia diferentes, de contrastarlos, y por ello el cerebro debe
dedicar gran parte de su actividad a las conexiones internas. Como mínimo la tercera parte de
cada día, mientras dormimos. Esta forma concreta de procesar información, como sabemos,
también se da en las prácticas de meditación o estando bajo el efecto de una gran variedad
de enteógenos. De ahí que cuando se consumen enteógenos es habitual que se duerma poco
pero que, después, uno se sienta despierto, relajado y bien.
Por otro lado, según Metzinger, la consciencia tiene 7 características principales. Voy a
enumerar solo las que tienen relación con nuestro tema y que son:
A) la presencia fenoménica del sujeto en el aquí y ahora. La consciencia dice al sujeto,
recoge, lo que le sucede aquí y ahora.
B) la transparencia. Es decir, la consciencia es transparente y opera por representaciones de
los hechos. Dicho de otra forma, la consciencia actúa cuando un modelo del mundo se activa
sobre la transparencia. Y este modelo del mundo es siempre una metáfora de lo que sucede.
Podemos llegar incluso a ser conscientes que se trata de "nuestras metáforas" y es con ellas
y a través de ellas que damos forma al mundo.
C) los hechos conscientes forman parte de una concepción del mundo. Por esto, la memoria y
los sentimientos también operan en la consciencia.
D) el cuarto factor esencial de la consciencia humana es la existencia del yo. El yo es un
modelo complejo de uno mismo, y es un modelo virtual, no real. Un simple ejemplo son las
numerosas investigaciones realizadas entorno de las "extremidades fantasma". Las personas
que han perdido alguna extremidad en muchos casos la sienten durante años, les duele la
pierna que ya no tienen o sienten frío en los dedos desaparecidos. A veces hasta 30 años
después de la pérdida. El yo es una autorepresentación virtual que dura en el tiempo, es única
y es sólida. Esta característica principal de la consciencia es lo que nos da perspectividad y de
ello deriva la siguiente característica que se refiere a...
E) los estados místicos. Tales estados son autorepresentaciones no patológicas de uno
mismo. Es la liberación temporal de lo que afirma el famoso neurólogo Damasio cuando dice
que: "el cerebro es el público encarcelado por el cuerpo". De pronto, durante los estados
místicos, el público se ve a sí mismo y se puede liberar momentáneamente de su carcelero,
reforzando la primera característica del "aquí y ahora".
Bien, voy a resumir en cuatro palabras lo expuesto hasta aquí para pasar luego a la
aplicación. Vivimos en un mundo que construimos cada uno de nosotros en un cierto acuerdo
con los demás; nuestra mente funciona por medio de metáforas que dan forma y sentido al
mundo, incluyendo la idea del yo; y nuestra consciencia, para crear una idea general del
mundo, utiliza todas las experiencias particulares de que dispone, de ahí que la memoria y los
sentimientos formen parte de esta construcción. También podemos activar una consciencia
dialógica o mística durante la que la propia mente se ve a sí misma, genera una auto
representación, puede incluso reconocer las metáforas como tales, como modelos virtuales
que se proyectan sobre una transparencia.
Dando otro salto, lo que ya convierte esta conferencia en un partido de golf más que en una
conferencia, nos adentramos en el problema de las toxicomanías. Es un campo en el que
estoy aplicando la teoría sistémica que acabo de describir a grandes rasgos.
Las llamadas drogadicciones, en realidad son un tipo de comportamiento compulsivo. Pero
hay muchos tipos de compulsiones: al sexo, al trabajo, al poder, a las máquinas de juego,
también al tabaco, al alcohol y a otras substancias... y toda compulsión tiene un origen casi
único: un profundo vacío interior, una falta de sentido de la propia existencia. En definitiva,
una mala metáfora del yo y del mundo. Las personas con comportamientos compulsivos
carecen de una buena auto representación estable. Y, en parte, no hay una buena auto
representación porque la mente no puede discriminar entre distintos focos de actividad.
Probablemente el cerebro necesita que haya más actividad, pero ordenada. Esto es lo que le
permite aumentar el intercambio de información interna y generar una mayor estabilidad del
sistema, en definitiva una mayor consciencia. En general, las compulsiones se dan hacia las
substancias con cierto potencial embrutecedor, que hacen explotar todas las sinapsis a la vez.
Es decir, algunos estimulantes u opiáceos. No se sabe de comportamientos compulsivos
hacia los hongos psilocíbicos, el peyote o hacia la ayahuasca.
Así pues, para eliminar este vacío existencial que se intenta compensar con la compulsión, en
primer lugar, la persona debe ser capaz de activar la quinta de las características de la
consciencia que he descrito: debe ser capaz de auto-observarse. Y para ello necesita una
metáfora correcta de sí mismo, algo con que llenar la transparente consciencia del sí mismo.
Hay bastantes sistemas metafóricos históricos que sirven para ello: el budismo, las diversas
escuelas de meditación zen, la psicología analítica, todas las religiones y mitologías, la misma
ciencia, etcétera. La forma más práctica y universal que he hallado para ayudar a crear una
metáfora sólida de uno mismo, es por medio del análisis de sueños y algo de técnicas
gestálticas. Las técnicas gestálticas son eficaces para que el paciente se reconozca en el aquí
y ahora, para que sea capaz de sentir sus emociones, sus impulsos y su cuerpo más allá de la
tendencia compulsiva. Por otro lado, el análisis de sueños. En especial sigo la escuela
junguiana porque da un sentido universal al significado de los sueños, lo cual resulta muy
adecuado para que el paciente vaya estructurando su propia producción onírica y para que
encuentre un valor trascendente en sí mismo: el proceso de individuación. En definitiva, el
análisis regular de los sueños sirve para que el paciente vaya construyendo una metáfora
distinta de la realidad de la que tenía hasta el momento.
Para ello, las sesiones de análisis de sueños no solo me sirven para saber qué está
sucediendo en el sustrato mental de la persona con adicciones, sino que le voy explicando, a
grandes rasgos, como se interpreta cada símbolo onírico. A veces pido al paciente que
busque, él mismo, un elemento de su sueño en un diccionario de símbolos, de manera que
pueda descubrir que hay un cierto orden intrínseco y objetivo en lo que esta soñando. "Ahí
tienes un diccionario, busca tu mismo el concepto 'casa' y podrás entender mejor este sueño".
Al principio se sorprenden pero luego, de forma automática y muy rápidamente comienzan a
dar forma a la nueva metáfora o representación de ellos mismos. El mundo adquiere otro
sentido.
Más adelante, cuando el paciente ya se siente seguro, cuando comienza a entender que sus
propios sueños le dicen cosas ordenadas, y especialmente que lo dice su propia mente oculta,
les invito a unirse a otros pacientes en grupos de 4 a 6 personas. Ahí hacemos el análisis de
sueños conjuntamente. Cada sesión puede durar 4 o 5 horas pero no importa. A todos suelen
interesar los sueños de los otros.
Con ello consigo dos objetivos más: a través del análisis de sueños en grupo se genera un
ambiente de profunda fraternidad, respeto y solidaridad; y en segundo lugar, se crea un mayor
acuerdo consensuado sobre el mundo que están alimentando a partir de la nueva metáfora.
Se da el efecto "open mind": lo que sucede y explican los demás a menudo resuena dentro
mío, lo reconozco también en mi, lo hago mío. Todo ello es rápido de construir si la dinámica
de grupo se lleva bien.
Llegados a este punto de proceso, que puede durar dos o tres meses, cada persona ya tiene
un mayor nivel de consciencia sobre sí mismo. Esto significa mayor discriminación entre
impulsos emocionales, más capacidad para recordar y encontrar el sentido a los diferentes
eventos que jalonan la vida y significa también disponer de una metáfora más adecuada y
estable para construir el propio mundo. Las cosas ya no suceden porque sí sino que pueden
tener un sentido y un orden, solo hay que ser capaz de observarlo y tratar de entenderlo.
También he podido observar que en este punto aumenta la capacidad para memorizar cosas.
Estoy seguro que algún día se podrá verificar biológicamente el efecto que produce el hecho
de tener una mejor metáfora de la vida y del mundo. La correspondencia sería una mayor
conectividad neuronal y un mayor intercambio de información entre distintas partes del
cerebro.
En este momento de la terapia es cuando se hace necesario el uso de algún enteógeno, y el
más adecuado para este tipo de trabajos es la ayahuasca. No digo que sea el mejor
enteógeno, sino que este protocolo lo he diseñado justo para trabajar con ayahuasca (debido
a su duración, tipo de efectos físicos y psíquicos, y facilidad para mantener contacto oral entre
el paciente y el terapeuta).
Después de los pasos anteriores, la persona debe someterse a una experiencia de
consciencia dialógica para fijar en sus profundidades el nuevo modelo del mundo, más estable
que el anterior y más libre de compulsiones substitutorias.
Las sesiones de ayahuasca se llevan a cabo con todo el grupo de pacientes a la vez. Esto es
importante para consensuar la nueva construcción emocional y vital que comparten, y también
para que cada uno aprenda de las vivencias de los demás. Es información extra
aprovechable. Cada sesión de ayahuasca también sirve para activar y discriminar nuevos
recuerdos y emociones personales por medio de estímulos escogidos. Es decir, consumimos
el enteógeno, apagamos las luces y esperamos a que empiece el efecto. Cuando el efecto
está en el punto álgido, enciendo de nuevo la luz y cada participante debe coger y mirar las
fotografías que hemos seleccionado previamente de acuerdo a cada caso particular. Cada
fotografía se refiere a algo de su vida pasada, a otras personas cercanas o son imágenes
arquetípicas sugerentes y adecuadas. El paciente se queda un tiempo mirando cada
fotografía hasta reconocer lo que despierta en su interior. Así esperamos a que se activen los
rincones mentales donde se halla el origen del vacío existencial -o desequilibrio sistémicoque
le impulsa al comportamiento compulsivo. Después de un rato, comienza un turno muy
tranquilo de palabras.
Yo pregunto a cada uno sobre lo que está viendo proyectado en la transparencia de su
consciencia gracias al estímulo de las fotos que tiene delante. Dejo el tiempo necesario para
que las emociones que suelen explotar se relajen y hablamos de ello en la medida en que
cada paciente lo puede soportar y entender. Luego, intento darle alguna clave para que
ordene en su interior la nueva información que ahora dispone de sí mismo. Se trata de una
especie de psicoanálisis corto pero intenso bajo el efecto del enteógeno y los estímulos
seleccionados. Su origen lo tiene en las terapias del Dr. Salvador Roquet, que él denominó
"psicosíntesis". Después de que cada uno de los miembros del grupo ha podido llevar a la
consciencia y comprender algo nuevo sobre el origen de su vacío interior, apagamos las luces
y repetimos la dosis de enteógeno para dar más tiempo a que cada uno pueda autoelaborar lo
que ha sucedido durante el análisis. En términos tradicionales se expresaría diciendo que es
un método de psicoanálisis rápido aprovechando la apertura del inconsciente que induce la
ayahuasca.
Para inducir a que el trabajo reciba el trato emocional adecuado y para evitar que se cuelen
comportamientos rutinarios, doy una estructura de ritual laico, flexible y poco ceremonioso,
pero ritual a fin de cuentas, a toda la sesión.
Al día siguiente hacemos una dinámica de grupo que dura varias horas y seguimos con las
sesiones semanales de análisis de sueños.
Este protocolo puede repetirse a largo de tres o cuatro meses al ritmo de una sesión de
ayahuasca al mes. Es el propio paciente quien indica que ya se siente seguro para acabar con
la terapia.
La experiencia recogida hasta ahora con nueve personas es de que al acabar no solo han
abandonado el comportamiento compulsivo, sino que son mucho más conscientes de su
propia vida, del propósito que debe guiarla y han aprendido a discriminar más entre diferentes
partes de su mente: entre las emociones, los recuerdos, los patrones adquiridos en su
infancia, etcétera. Es decir, se trata de un experiencia emocional correctiva basada en los
efectos de la ayahuasca que les sirve a la vez de lección vital para su toda biografía.
Bien, voy a acabar aquí, diciendo tan solo que desde el punto de vista legal, que tal vez les
interese a ustedes, estos trabajos se llevan a cabo de forma privada. Los pacientes
toxicómanos provienen de dos famosas clínica de desintoxicación. Una española y otra
francesa. Hasta ahora hemos admitido solo a personas con problemas muy severos (intentos
de suicido, politoxicomanías, etcétera). Se les explica al detalle en que consistirá el
tratamiento y que el equipo de psicoterapeutas habitual de su clínica los seguirá tratando
igual. Se informa a las respectivas familias y se pide su aceptación por escrito, libre y
voluntariamente. En España hay substancias prohibidas pero el consumo de cualquier droga
se considera que es individual y libre. Está prohibido el comercio y la incitación al consumo
pero no el consumo mismo. En estas terapias queda claro que es el propio paciente quien
ingiere voluntariamente la ayahuasca y puede cortar con las sesiones en el momento que
quiera. Todo queda bajo su responsabilidad. Incluso ni yo ofrezco físicamente el enteógeno,
sino que lo dejo sobre una mesa y cada uno debe coger una dosis, si quiere, e ingerirla.
Desearía firmemente que en un futuro próximo nos viéramos libres de leyes prohibicionistas y
con un panorama limpio para poder investigar y aplicar los enteógenos en estos ámbitos de
nuestras vidas donde tanta utilidad tienen.
Creo que no olvido nada. Gracias por su atención.
Dr. Josep Mª Fericgla
Societat d'Etnopsicologia Aplicada i Estudis Cognitius
Prof. MGS/Universitat de Barcelona

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