12/29/2008

DIOS Y FILOSOFIA

La
mayoría de los Filósofos antiguos, desde Anaxágoras hasta Epicuro,
Lucrecio y finalmente hasta Galileo, creían en los Atomos con alma
propia (Cosmogénesis I, de H. P. Blavatsky).

Para Gottfied Wilhelm Leibwitz (1646 - 1716) la materia no era
inactiva y muerta, sino todo es movimiento animado, energía activa:
"Las partículas elementales son fuerzas vivas, las que no actúan
mecánicamente sino por un principio propio; son unidades
espirituales".

Ernst Haeckel (1834 - 1919): "Las discusiones sobre las
particularidades de los Atomos podemos aclararlas con la suposición
de que estas pequeñísimas partículas, en su calidad de centros de
fuerza, están dotadas con alma, que da a cada Atomo su sentido y
movimiento".

Lord Ernest Rutherford (Premio Nobel 1908), luego de haber
publicado en 1911 su teoría de que el átomo consta de un núcleo
central, con carga positiva, y electrones con carga negativa, que
giran alrededor del núcleo de una especie de nube, compara el átomo
con el sistema solar. Así como giran los planetas alrededor del
Sol, en órbita elíptica, así también giran con increíble velocidad
los electrones alrededor del núcleo del átomo.

El
conocido físico Murray Gell-Mann, del Instituto Tecnológico de
California, quien se dedicó durante los últimos años al
desintegrador de átomos más grande del mundo (una máquina de
200.000 millones de electro-voltios que está en Weston, Estado de
Illinois, dijo en una disertación: "Creo que la Física de las
Partículas se encuentra donde se encontraba la Física Atómica a
principios de este siglo.

Tenemos un esquema de las estructuras, pero no existe aún una
teoría completa de las interacciones que nos permita comprender lo
que está sucediendo en el fondo de todo. En un experimento llevado
a cabo por los Físicos de Princeton se demostró la violación de
otra ley: la de Simetría. Algunos teóricos llegaron a especular
sobre la posibilidad de que se trataba de una quinta fuerza
natural.... Estamos en el umbral de un acontecimiento
increíble".




Muchos conocen al Dr. Gustav Stromberg a través de sus
publicaciones, que aparecieron en el transcurso de sus 30 años de
trabajo en el Observatorio Mount Wilson en California. Otros lo
conocen por su libro "The Soul of the Universo" (El alma del
Universo), con prólogo de su amigo Albert
Einstein.

Stromberg se apoyaba en sus investigaciones sobre datos
científicos y en su concepto de que un mundo espiritual dirige y
guía el desarrollo de las formas vivientes y de la denominada
materia inanimada.

Stromberg suponía que toda Vida, toda Materia, tiene su origen
en un mundo inmaterial y queda arraigado con aquel mundo. Pensaba
en campos estructurales, que dan la forma a la materia inanimada y
a los seres vivientes. Cuando se publicó su libro en 1940, su
concepto sobre campos organizados como fuerzas conductoras de las
formas aún no había sido confirmado en ensayos de laboratorio.
Luego el Dr. H. S. Burr, de la Universidad de Yale, demostró en una
serie de ensayos la realidad de la teoría de Stromberg. H. S. Burr
constató: "Debemos suponer que el campo eléctrico de un organismo
es más esencial que éste mismo, determinando la estructura
biológica".

Estas deducciones, como cita J. Crenshaw, "Fate" Nro. 254, son
de una enorme importancia para nuestros Biólogos y otros
científicos, porque si las mismas son correctas, significaría esto
que toda materia animada, en todos sus estadios de crecimiento, es
mantenida en su forma a través de un campo de fuerza eléctrico, que
debe poseer una inteligencia propia, que deja el cuerpo al
desintegrarse el mismo.

Stromberg decía que estos campos venían de un mundo inmaterial
y también volvían hacia allí. El desarrolló un mundo de formas
físicas como estructuras de energías, provenientes de un mundo no
físico, que tiene su propia estructura
inmaterial.

La
estructura y la composición del organismo viviente es conducida,
según su opinión, por: "Sistemas de ondas inmateriales" o por
"Campos de Vida", con la propiedad de construir, con ciertos tipos
de moléculas, formas altamente organizadas de plantas y
animales.

Stromberg creía que los campos estructurales tienen su origen
en un plan infinito, creado por el "Alma del Universo" y que aquel
mundo inmaterial es el dominio de Dios y el hogar del alma inmortal
del hombre, una vez que dejó su cuerpo físico, lugar donde puede
seguir su desarrollo espiritual y ético, fuera de espacio y tiempo,
hasta que haya cumplido su misión, para la cual ha sido
creado.




Conviene tener en cuenta que este proceso es puramente mental
en su carácter, porque es crecimiento y evolución de la idea de la
Naturaleza formada en la Mente Universal.

Con el origen del átomo, aparece la materia. La materia que las
mentes poco cultivadas consideran como la substancia más real en la
Naturaleza, no es más que el resultado del pensamiento creativo de
la mente Universal o Espíritu".

Finalizaré con las palabras del padre del proyecto espacial de
los Estados Unidos, Dr. Wernher von Braun, publicadas en la revista
"Zait" Febr. 66:

"Más conocemos la complicidad de la estructura de los átomos,
el sentido de la vida o el plano fundamental de la Vía Láctea, más
debemos sorprendernos de las maravillas de la Creación; a pesar de
toda la ciencia del mundo necesitamos la creencia en
Dios".

Las teorías modernas son el legado de la filosofía antigua,
desde la manifestación de Aristóteles acerca de que la materia y el
espíritu son uno solo, hasta Descartes y la duda metódica. Se
podría afirmar que Descartes dijo que menos la existencia de Dios y
del espíritu, todo puede ponerse en duda. "La idea por la cual
concibo un Dios soberano, eterno, infinito, inmutable, omnisciente,
omnipotente y universal, creador de todas las cosas, que están
fuera de él; esa idea, digo, tiene ciertamente en si más realidad
objetiva que aquellas otras que me representan sustancias
finitas".

Siguiendo esta línea, Hegel manifestó que el mundo material es
un producto de la conciencia suprahumana.

Como dijo Jacobo Feldman: "Existe una luz que funda y sustenta
el Universo, y que nosotros no podemos ver. Existe un sonido que
llena el universo y que nosotros no podemos captar con nuestros
oídos. Existe una presencia que impregna el universo y que nosotros
no podemos percibir con nuestros sentidos. Existe un Yo que es la
raíz y el fundamento de nuestras pequeñas yoes, que nosotros no
podemos conocer a través de nuestra mente perceptiva. Y esta luz,
esta presencia, este sonido, este Yo, cuya invisible realidad es
más intensa, es Dios mismo, el Uno, el real. ¿Hemos pensado que
dada la estructura íntima del universo, todo es luz, que sus
invisibles átomos son luz pura? Nuestro cuerpo es luz, el aire que
respiramos es luz, las cosas que tocamos son luz, el pensamiento es
luz, la emoción que nos embarga, nuestras palabras, nuestros
movimientos... La vida misma es Luz. Somos seres de luz en un
universo luminoso. El Dios en nosotros es el espíritu de amor y
verdad, de justicia y sabiduría, de bondad y poder, ha de ser
nuestra única fe, que firme como una roca nos sirve de apoyo;
nuestra sola esperanza, que nunca nos engañará, aunque todo
perezca. Todo es ilusión, hermanos. Somos vacío, nada, todo,
aquello que juega repetidamente por eones al ser y no ser,
desaparecer y emerger, proyectarse y reabsorberse en el seno de lo
absoluto. Y eso soy yo, eso eres tú, eso somos todos, eso es
Dios."...

Parece increíble que las tradiciones sagradas hayan visto a la
realidad como una ilusión (Maya), cuando en la actualidad sabemos
que el Universo es una ilusión óptica, compuesto por la interacción
de átomos de luz regidos por una energía mater desconocida, esta
fuerza creadora es el Dios omnipresente de todas las religiones del
mundo.

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