11/05/2008

LA TORRE



XVI, La Torre.
Dos personas caen desde la cúspide de una torre y, a su alrededor, emergen escombros. La parte superior de la torre se desprende por completo por un elemento no controlado, con lo cual la gente que estaba en ella se precipita al suelo sin poder asirse de nada. El momento en el que surge este elemento es imprevisto y, por ende, la caída toma esa misma característica, inevitable e imprevisible. Cuando La Torre aparece en una tirada del Tarot quiere decir que el consultante ha hecho caso omiso de todos los avisos que la vida ha puesto en su camino para alertarlo sobre malas decisiones, optando por el modo más violento de aprendizaje: el remezón total y la destrucción de los viejos patrones. Este momento presentará muy duros episodios consecutivamente y sólo dependerá de la fuerza del consultante el poder seguir adelante o rendirse definitivamente.
Posición Derecha: Destrucción.
Al momento de aparecer La Torre derecha, hay que avisar al consultante acerca de una posible remecida en su vida. Todas las cosas por las cuales ha luchado o está luchando se desmoronarán de manera inevitable para él, porque no son lo que necesita. La vida se está encargando de hacerle recordar que está luchando por causas que no le corresponden ni le convienen y éste es el modo más práctico de mostrarlo, el destruirlo todo. Se requiere urgentemente un cambio en la manera de pensar o, de lo contrario, todo lo derrumbado no podrá volver a levantarse y la vida se volverá vacía. Junto al Arcano XV, El Diablo, representa una adicción irrefrenable; junto al Arcano XVIII, La Luna, representa depresión y junto al Arcano XIX, El Sol, simboliza el surgimiento luego de un episodio muy malo. Esta carta es la representante de todos los fines abruptos, así que hay que analizar muy bien lo que la rodea si es que aparece.
Posición Invertida: Vehemencia.
La Torre invertida simboliza la absoluta insensatez del consultante. Interna o externamente puede estar intentando evitar los cambios, hecho que provoca una acumulación de fuerzas que lo sacará de quicio tarde o temprano. La caída será peor mientras más se retrasen las cosas, ya es hora de modificar el modo de pensar y, tras eso, los hechos circundantes se coordinarán solos, haciendo eco de esta nueva postura ante la vida. No conviene seguir en la rutina, es hora de cambiar lo más rápido que se pueda, aunque de entrada ocurran graves pérdidas. Lo perdido será obsoleto en comparación a lo que el consultante ganará después.

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